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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Thriller. Intriga. Drama Mientras espera poder librarse de una acusación de difamación que puede hundir su carrera, el periodista Mikael Blomkvist recibe un extraño encargo: trasladarse a una remota isla del norte de Suecia, donde la muerte no esclarecida de una joven cuarenta años atrás atormenta aún a su tío, el patriarca de una de conocida familia. Sospechando que el asesino puede seguir aún en la isla, Blomkvist emprende una investigación que lo lleva a ... [+]
1 de febrero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos espectadores llegarán a la versión norteamericana de Millenium: Los hombres que no amaban las mujeres vírgenes de cualquier dato o conocimiento previo de la trama. David Fincher, considerado uno de los grandes narradores y estetas del cine reciente, tenía un gran reto al defender una historia que con sus antecedentes suecos, primero literarios y luego cinematográficos, forma parte del imaginario de cualquier lector, espectador y ciudadano que esté más o menos al día de las tendencias culturales. De haber sido una mala película, Los hombres que no amaban a las mujeres hubiese sido el arma perfecta que muchos hubieran cargado para decir que el cine de Fincher tiene tanto de artefacto visual como de poca inventiva narrativa. Afortunadamente no ha sido así.

Fincher se ha visto en la obligación de condensar en dos horas y media el juego de oscuridades y tramas de Stieg Larsson, algo nada fácil; y al mismo tiempo lograr un film de factura personal y potente, cine fiel a los matices y crítica social de la novela y a su nervio y sentido tanto del tempo como del entretenimiento. Los hombres que no amaban las mujeres, por lo tanto, es una película musculada, dotada de un mecanismo que funciona con precisión suiza y frialdad nórdica. Como típico remake funciona, porque efectivamente logra que el relato de base llegue a una audiencia más numerosa. Como objeto de culto para la audiencia más fanática también, porque en ningún caso traiciona sus antecedentes y sus novedades son licencias propias de quien observa los mismos personajes con diferentes ojos (la novedad es que la Lisbeth de Fincher es más mansa: conserva su aspecto gótico, sigue siendo arisca e imprevisible, expeditiva en sus formas, pero es más frágil y joven, se entrega y se enamora con mayor intensidad del periodista Mikael Blomkvist, incluso visita a su antiguo agente social). Y como cinéfilo sabedor de todo lo hecho y dicho sobre Millenium, la película de Fincher deja con buen sabor de boca, incluso con ganas de más.

Dejamos a Lisbeth y a Blomkvist en las calles de Estocolmo en un final que parece un punto y seguido: a riesgo de que la gallina de los huevos de oro explote, Fincher tiene carta blanca para completar su propia trilogía sin que su aura de director de culto, se vea afectada, con la promesa de momento cumplida de que un trabajo de encargo puede mantener intacto el currículum de uno de los grandes de la modernidad cinematográfica.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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