Una serie de milicianos rusos se esconde en un decadente monasterio situado en el bosque, dedicándose a sabotear y a controlar el avance de los nazis. La llegada de una desconocida mujer y el avance cada vez más rápido de los nazis se fundirán con anhelos, amores, dramas y valentía.

Filme emotivo, fantasmagórico, conciso, intenso, de concepción romántica, terrible, poético... Tourneur vuelve a crear una vez más una obra breve y sugestiva en la que se intercalan de manera milagrosa todo tipo de sentimientos, atmósferas y aciertos narrativo-plásticos.

Sería un grave error tildar a esta película de genérica por poseer un mensaje patriótico. Pocas películas bélicas realizadas en un determinado momento histórico se separan tanto de lo genérico o impersonal: la utilización constante de la elipsis ( recurso narrativo dominado a la perfección por Tourneur), sorprendentes aciertos en el guión y diálogos ( en un determinado momento Peck afirma que el hombre que destruye aquello que ama sige destruyendo, el personaje de Peck es un ingeniero que contribuyó a construir obras públicas y que las tubo que destruir debido a la guerra, la liberadora sonrisa del joven antes de morir... Todo ello contado en un monasterio en estado de ruina, deteriorado por el paso del tiempo ), el cuidado visual ( sombras, encuadres, economía en las soluciones narrativas, iluminación de los ojos en el beso en el bosque que recuerda al de La mujer Pantera, (los personajes femeninos en Tourneur siempre son complejos y fascinantes))...

Esta auténtica obra maestra, que encierra algunos de los mejores momentos del cine de Tourneur, tiene que ser fruto de un urgente análisis o reanálisis por aquellos cinéfilos con sensibilidad artística.