Todo en Up, como en la vida misma, es amor y tiempo. Amor sorteando el tiempo que va desde la infancia a la vejez. La historia de Carl y Ellie desfila ante nuestros ojos en la primera parte de la película de una manera tan bella y pura que las lágrimas recorrían mis mejillas mientras permanecía encogido, casi abatido en la butaca. Inicio brillante para niños y adultos, cine en silencio, sentimientos a flor de piel, la esencia del ser humano concentrada en unos minutos inolvidables.

Hubo entonces Carl de quedarse sólo, con el alma rota y cientos de recuerdos esparcidos por su morada como un mosaico de lo que ella fue, por eso, llegado a un punto en el que parecía que iba a perderlo todo de nuevo, echó a volar por los aires para llevar a Ellie al sueño que los unió en la niñez, entre globos de colores y tormentas de olvido, con mucho amor todavía que dar y poco, muy poco tiempo que perder.

Aventura solitaria y tal vez sin retorno a la que se une un inesperado polizón: Russell, el niño explorador que vivirá en compañía del abuelo cascarrabias la aventura de su vida, contrapunto en la balanza del tiempo, y en su ámbito (la naturaleza, los animales...) un tanto más sabio en cuestiones de amor que el viejo Carl que solo vive, que solo respira, que solo palpita para la esencia que deja la memoria de Ellie.

Y acercándose nuevamente Pixar al último tramo se difumina la perfección absoluta para dar paso a la acción animada, presentando entonces una historia floja y convencional con el archiconocido villano, que esta vez ni siquiera puede ser presentado como tal porque no deja de estar hecho, como todos los demás personajes, de amor y tiempo. Amor hacia una profesión, amor hacia un objetivo, por el que sacrificó toda su vida llevándolo obviamente a la locura. Parece claramente intencionada su introducción por parte de Pixar como alguien malvado pero ni sus fines son tan perversos ni sus medios tan injustificables.

Me deja por tanto Up una sensación agridulce, maravillado al principio, un tanto desentendido al final, llevándome como mejor recuerdo del film la interacción de los niños que poblaban la sala con lo que veían en la pantalla mientras expresaban libremente en voz alta sus opiniones.“Papá, papá ¿Pero donde está Ellie?”, preguntaba un niño, “mamá, mamá ¿Ahora no van a poder volver a volar más con la casa?”, preguntaba una niña. Maravilloso. En esos momentos yo también regresaba a la niñez consiguiendo detener por unos instantes el ritmo cada vez más inmanejable y galopante del reloj de mi corazón.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com