Y es justo a la mitad cuando vemos a nuestro héroe, Earl McGraw, esta vez acompañado de su hijo, Edgar McGraw, y yendo a visitar a su hija, la enfermera Dakota, que seguramente ya esté casada y tenga un hijo.

Y vence de manera magistral al villano Stuntman Mike, no metiéndole directamente en la cárcel, pero sí impidiéndole que vuelva a hacer el indio en Texas, enviándole a un Estado donde las mujeres sí que saben defenderse porque ellas son especialistas de cine, y frikis de las películas antiguas de carreras de coches.

Muy criticada dentro de mi grupo de amigos por tener demasiados diálogos de mujeres, a mí “Death Proof” me encanta por su estética setentera de película exploitation rota.