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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
1
Drama. Aventuras En el siglo XV, el Emperador de Bizancio pide al famoso caballero Tirant que libere a Constantinpla del asedio de los turcos. El héroe no defrauda la confianza que han depositado en él. Es un astuto estratega que no teme la superioridad numérica del enemigo, y sus hombres son un trasunto de los feroces almogávares. Tirant sabe vencer no sólo en el campo de batalla, sino también en el amor. Mientras, Mohamed III, el Gran Soldán de los ... [+]
15 de marzo de 2008
79 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una peli mala de cojones suele suscitar reacciones negativas de diversa índole. Te puede aburrir, te puede adormilar, te puede indignar, te puede repugnar e incluso -algo peor todavía-te puede apremiar a pulsar el STOP de tu mando a distancia antes de tiempo.

Eso mismo me ocurrió ayer noche con “Tirante el Blanco”. Pese que a los cinco minutos corroboré que me estaba tragando un truño infumable, decidí ser condescendiente y, conociendo la fama de erotómano del Sr. Aranda, me propuse aguardar hasta el primer polvo. La espera se me hizo exasperante. Hasta ese momento tuve que soportar estoicamente una puesta en escena tan pretenciosa como postiza, una narración tediosa e inoperante y unas interpretaciones absolutamente nauseabundas (nadie se salva, pero contratar a Rafael Amargo sin que baile resulta tan patético como ficharme a mi para meter goles en el Barça de Eto’o y Messi). Sin embargo, todavía más denigrante y execrable resultó contemplar impotentemente como el Sr. Aranda trituraba la obra de Joanot Martorell con una desfachatez y una procacidad sin precedentes. Del personaje de Tirant prefiero no hacer comentarios. Solo se me ocurre que si al Sr. Aranda se le ocurre hacer algo parecido con William Wallace, Juana de Arco o Al-Mansur, hoy mismo estaría probablemente en las turbulentas aguas de algún lago con los pies hundidos en un bloque de cemento.

Faltaba por ver como se desenvolvía este director utilizando sus bazas más poderosas: el erotismo, la sensualidad, la carnalidad desatada... Otro fiasco muchachos. Gatillazo de tomo y lomo. Sus frases y secuencias pretendidamente fogosas resultan tan esperpénticas y carentes de expresión que tan sólo denotan mentalidad de viejo verde, tomadura de pelo y decadencia cinematográfica.

Jubílese, Sr. Aranda. Hágame caso. Con “Tirante el Blanco” ha cavado inexorablemente su propia fosa. Su cine no alcanza ni para una nueva versión de “Las pícaras”. Los de mi edad sabrán a qué me refiero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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