Dentro de lo típica que puede llegar a ser, la película de David Brooks es buena. No es un ejercicio de originalidad ni de un cine muy espectacular, pero es mejor que la mayoría de slashers que vemos en pantalla.

Los minutos iniciales sobran, sí, todos esos de la fiesta donde lo único que se consigue es que los protagonistas caigan realmente mal. Alice Eve en cambio cae mal durante toda la película, porque su personaje es de esos incompetentes que estorban más que ayudan y sacan de quicio a todas horas. La otra pareja de protagonistas, la masculina, lleva el peso de la narración, la cual sería bastante sosa de no ser por el asesino que les acosa.

Y es sin duda ese asesino el que hace de ATM una experiencia más enriquecedora de lo que cabría esperar. Una mezcla entre la cabina de Antonio Mercero y la película de Los Extraños de Bryan Bertino. Tiene evidentemente más de la segunda que de la primera, aunque no llega a transmitir tanta angustia y tensión como los primeros minutos de la buena película que nos dejó Bryan Bertino.

El final es de esos que pretenden ser diferentes y originales pero la verdad es que es bastante malo. Desmerece un poco al resto de la película, que sin llegar a ser una muy buena película al menos no te deja con la sensación de tirar el tiempo a la basura. Buena, pero no tan diferente como para destacarla.