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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Drama Siglo XIX. En una remota aldea de Dinamarca, dominada por el puritanismo, dos ancianas hermanas, que han permanecido solteras, recuerdan con nostalgia su lejana juventud y la rígida educación que las obligó a renunciar a la felicidad. La llegada de Babette, que viene de París, huyendo de la guerra civil, cambiará sus vidas. La forastera pronto tendrá ocasión de corresponder a la bondad y al calor con que fue acogida. Un premio de ... [+]
18 de julio de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ganar el Oscar a la mejor película de habla extranjera por encima de la superior Adiós, muchacos, El festín de Babette se impuso en Cannes 1987 con el máximo premio de la sección Un Certain Regard. En esa competición figuraba Epidemic de Lars Von Trier, que no ganó, y que para colmo se convirtió en un sonoro fracaso de taquilla incluso en Dinamarca (en España no se estrenó y la Fnac la editó en dvd veinte años después). Resultaría divertido, por no decir perverso, comparar el discurso religioso de la película de Axel ya no sólo con Epidemic sino con Rompiendo las olas o en general con toda la filmografía del director danés por excelencia. No es extraño que Von Trier confesase 'detestar' El festín de Babette, si bien tanto las buenas intenciones de ésta como la incorrección del otro forman parte de la variedad del cine danés reciente.

Si en algo acertaba el realizador de Los idiotas es que El festín de Babette es una cinta acorde con los gustos norteamericanos que esconde un discurso facilón entorno a una pequeña comunidad religiosa trastocada por la entrada de una inmigrante francesa, sus habilidades en el regateo a la hora de comprar y su mano en la cocina. Con esa película el cine de Dinamarca se abrió al mundo y logró galardones de los que nunca antes había podido presumir. No representa la variedad local de su cine ni la generación de autores surgidos de la Escuela de Cine de Copenhague, pero incluso hoy en día sigue siendo una ceremonia armónica que acaba con un festín que nos hace salivar (entraría en ese subgénero de cine gastronómico donde figuran Como agua para chocolate o El cocinero, el ladrón, su amante y su mujer). Una película sobre la austeridad y la misericordia, la felicidad y la moralidad, un cuento sobre férreas convicciones religiosas que se derriten ante los manjares de Babette, cuya ofrenda sirve de agradecimiento a las hermanas del film, homenaje al pastor del lugar y ejemplo de amor hacia todos sus convecinos. Un melodrama de alto copete, familiar, tan bienintencionado como agradable.

La sopa de tortuga y las perdices asadas de la chef derriten las tensiones de los comensales (al estilo de los bombones de Binoche en Chocolat) y de paso las nuestras: es una película que deja buen sabor de boca sin saciar, que invita a la calma y a la reflexión, que deja un recuerdo tan memorable como el regusto de una buena comida. No es que Von Trier no tuviese razón, aunque por su perfil de inconformista nunca hubiera sido invitado a tal cena. El festín de Babette es una buena película, y no la desmerece ni el hecho de que en verdad sea una mera anécdota dentro de todo el cine danés, por lo general menos cálido y más incómodo. Von Trier se sentirá reconfortado: al fin y al cabo, como reza la protagonista, 'un artista nunca es pobre'.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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