No he podido evitar al volver a ver esta película, hace ya años atrás, sentir ciertos momentos irónicos de Patch Adams con Robin Williams, la lucha contra el suicidio, ver el lado bueno de las cosas, tener fe en la vida y seguir adelante ... cuesta creer como una persona que tenía estos valores en las películas y también en la vida real, al menos en apariencia, haya terminado como lo ha hecho, claramente esto es indiferente a la película pero no he podido evitarlo, es lo que he sentido y lo quería expresar, en el transcurso de la película pensaba ... "Patch Adams podría haber ayudado a Robin Williams"

Algo coronada esta película, es buena pero no hay que dejarse llevar tanto por la emoción que intenta crear para que la aplaudamos más de lo debido y necesario. Si, es cierto, Robin Williams vuelve a dar la talla (sin duda los 90 fueron su mejor época y los 80 con sus inicios) y el concepto y reflexión que nos ofrece la película es fascinante pero ... ¿es realmente tan profunda? la respuesta es no.

Patch Adams busca la lágrima fácil, busca de forma lo más rápida y sin miramientos que el espectador se enamore de la cinta, una fórmula que posteriormente realizarían películas como Lo Imposible de 2012, aunque el caso de esta mencionada es aún peor.
Ese es el gran fallo de la película: La necesidad de provocar como sea unas lágrimas y hacernos saltar de emoción sin dejar que la película respose y lo haga de forma natural y a su ritmo.