Con los grandes imperios mediáticos suele pasar como con los grandes imperios históricos, después de su momento de esplendor caen en una decadencia que les lleva a desaparecer y normalmente es debido a que mueren de éxito víctimas de su autocomplacencia.

Eso es exactamente lo que tiene visos de ocurrir con la familia Simpson. Significativo es que lo que se había convertido en una ácida visión de América a través de una familia disfuncional se haya convertido en un producto para todos los públicos; sólo hay que ver que público había en la sala de cine: tantos niños como en cualquier producción de Pixar, Disney, Dreamworks o similar.

Eso es exactamente lo que lastra al film, su pretensión de llegar a todos cuando evidentemente este no debería ser un producto destinado a eso. Su mayor inconsistencia está en su afán de hacer continuamente gracia mediante una sobre saturación de gags. Y sí, ciertamente tiene momentos hilarantes, pero la mayor parte del tiempo se reduce a buscar una sucesión de cameos y auto homenajes a capítulos televisivos.

Hay que reconocer que el ritmo inicial es trepidante, pero precisamente por ello la trama, bastante floja por cierto, tarda una barbaridad en arrancar pareciendo más un conglomerado de pequeños sketches que no un film con un guión bien estructurado.

Se echa a faltar también mayor empaque de ciertos secundarios que quedan reducidos practicamente a dos líneas de diálogo y algunos ni eso. De acuerdo que es una película de la familia Simpson, pero parte de la gracia de la serie está en la dosificación de Homer y sus barbaridades con la excelencia de sus personajes secundarios. Aquí las burradas de Homer son continuas y al final por tanto un tanto cansinas. Hay que añadir una cierta tendencia al conservadurismo familiar que está en las antípodas de los valores originales Simpson y que además indaga en cierta crisis familiar que ya habíamos visto.

La peor noticia que da esta película es la película en sí. Cuando este producto acaba gustando más a los niños que los adultos es que no funciona, aún así se genera una cierta simpatía por ella por el amor que tenemos los incondicionales de la serie hacia los personajes. Simpatía que se desvanecerá si hay otra entrega de este flojo nivel.

Lo mejor: El gag de Spider-cerdo
Lo peor: Su infantilización.