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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
6
Drama Cuando Emma conoce a Cassandra, comienzan una relación llena de desafíos físicos y psicológicos. Emma trata de hacer lo que sea para dominar las reglas del juego. Las líneas se cruzan y los riesgos se vuelven cada vez más altos. A pesar de esto, Emma no puede resistir el sentimiento intoxicante de control total. Según su directora Lisa Aschan, “She Monkeys juega con las reglas que rodean a la conducta humana. Me interesa explorar las ... [+]
4 de junio de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las personas se las adoctrina. A los animales se los adiestra. Vivimos preocupados por las apariencias, por controlar que nada delate nuestras debilidades. Debido a ese culto al control nos hemos deshumanizado y premiamos las actitudes frías y calculadoras en detrimento de lo vivo y espontáneo. Porque bajo control se vive mal, pero al menos con la seguridad de que nada ni nadie puede herirte si tú no inflinges dolor a los demás. Es el espejismo de quien vive en una dictadura y cree tener libertad de acción y palabra.

De eso y mucho más trata Apflickhorna (She Monkeys), una de las óperas primas más sorprendentes del último cine sueco que se alzó con el premio a la mejor película en el festival de Tribeca y en los Guldbagge de su país. Una historia marciana sin aparente línea argumental dispuesta a modo de pequeños momentos aislados de violencia implícita, un poco a imagen y semejanza de la nueva ola de cine griego representada por Canino y Attenberg.

Apflickorna trata la represión y la autorepresión, la manipulación y la contención. Es una historia de amor y de poder, de amistad y de competencia. Un cuento de gentes sensibles, maneables e influenciables, pero que aprovechan cualquier ocasión para hacerse con el látigo y dirigir según intereses propios. Puede que algunos la tachen de provocativa al exponer actitudes extremas mediante dos personajes poco habituales: una niña de apenas ocho años y una chica adolescente a punto de ser mujer. Pero como siempre lo pecaminoso no está en el propio acto sino en los ojos que observan, y Apflickorna no busca más que dejar atónito al espectador en un microcosmos cerrado y con sentido, con muchos sentidos.

La rigidez que impone el deporte, la falta de un referente paternal que guíe, las imposiciones sociales que obligan a esconder muchas cosas debajo de la alfombra... Apflickorna es muy compleja, y resta a la espera de que espectadores valientes sepan bucear en su mundo tan extraño como la vida misma. Las formas serán extravagantes pero el fondo es el de siempre, universal y enriquecedor: exponer la complejidad y la contradicción del ser humano y sus actos.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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