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Voto de Macarrones:
2
6,4
7.832
Drama
La joven Anna Holtz aspira a ser compositora, pero carece de medios. A pesar de todo, viaja a Viena, la capital mundial de la música. Estudia en el conservatorio y se las ingenia para trabajar con el mejor y más atrabiliario artista vivo: Ludwig van Beethoven. Cuando, improvisadamente, el escéptico genio la pone a prueba, Anna demuestra sus dotes para la música. El maestro decide entonces aceptarla como copista, comenzando así una ... [+]
22 de octubre de 2006
86 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película va de sordera, talento y mujeres, un cóctel irresistible para cualquier cinéfilo. En las tres vertientes la película desbarra y es una tontería, aunque por lo que leo en los periódicos les ha gustado mucho a casi todos los críticos serios y la han llenado de estrellitas, que Dios les perdone. A mí me ha parecido falsa, falsa, falsísima, una de esas películas en las que se nota que todo el mundo va disfrazado y las actuaciones son de "óscar" (o sea, enfáticas, exageradas, pura retórica). Los personajes principales, ya se sabe: Beethoven, un genio gruñón pero con un corazón de oro, un pedazo de pan, un bendito amante de sus amigos y de la familia, un sabio un poco cascarrabias adorable; Anne: aplicadísima, lista, sufrida, la demostración de las mujeres estaban capacitadas para corregir y superar a Beethoven y que si no componían sinfonías era porque los hombres -esos bichos- no las dejaban, no porque no tuvieran talento. Si los protagonistas son la encarnación del tópico o de lo evidente, los secundarios directamente parecen espectros sin entidad, meros apuntes fantasmagóricos: todo el mundo habla y actúa como sólo se hace en las películas, no en la vida real.
Aparte, a la cámara de la Holland le debía de faltar un tornillo en el trípode y otro en la grúa porque tan pronto empieza a traquetear como se desliza a derecha e izquierda de una manera tan vertiginosa que parece que han contratado a Valerio Lazarov para hacer los travellings y retransmitir El Conciertazo. Al guión le falta también varias páginas y al asesor musical autoridad para haber suprimido todas las barbaridades que aquí aparecen y que son tan evidentes como para que las perciba un asno músical como yo.
El resto de los detalles, en la sección expolio, digo "spoiler"
Aviso para los que se fían de las estrellitas: lo único bueno de esta película es la música.
Aparte, a la cámara de la Holland le debía de faltar un tornillo en el trípode y otro en la grúa porque tan pronto empieza a traquetear como se desliza a derecha e izquierda de una manera tan vertiginosa que parece que han contratado a Valerio Lazarov para hacer los travellings y retransmitir El Conciertazo. Al guión le falta también varias páginas y al asesor musical autoridad para haber suprimido todas las barbaridades que aquí aparecen y que son tan evidentes como para que las perciba un asno músical como yo.
El resto de los detalles, en la sección expolio, digo "spoiler"
Aviso para los que se fían de las estrellitas: lo único bueno de esta película es la música.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película es un himno a la retórica y al buñuelo de viento, las relaciones entre los personajes están marcadas por el anacronismo, la falsedad y el ridículo, pero hay un momento que supera a todos. Quizá yo caí un segundo víctima del sopor y no me di cuenta de cómo pasó la cosa, pero mi último recuerdo era que Beethoven y Anna tenían una conversación de las suyas (tipo Pimpinela, llena de reproches: mírame cuándo me hables, qué has dicho, repite eso, atácame no me adules, te necesito, no puedo estar sin ti, perdóname, no debiste hacer eso, bla bla bla) cuando de repente, sin que yo me explique cómo, él le dice: "Lávame" y ella ¡coge una esponja y empieza a frotarle el pecholobo! Vamos, vamos... Paso por que la estudianta marisabidilla le vacíe los orinales, por que Beethoven a veces esté sordo, otras sordee y en el lecho de muerte lo oiga todo, por que falten tres días para el estreno de la Novena Sinfonía y esté el último movimiento sin escribir y Beethoven, tan terne, tenga tiempo de emborracharse con los amigos, ir de paseo, ensayar con la orquesta y hacer lo que le de la gana, paso por todo, pero esa escenita... ¿a qué mente calenturienta se le ocurrió? ¿A algún fanático de la higiene? La enseñanza de esta película es que la gente en el siglo XIX se lavaba a horas muy raras y sin jabón y que los pisos estaban muy mal impermeabilizados y con vecinas melómanas que fuman en pipa.
Otra enseñanza que pueden sacar las mentes tiernas y sin formar es que el cine es un rollo y, desde luego, un arte infinitamente menor a la música, ya que todas las emociones vienen aquí de lo sonoro y los disgustos, de lo narrativo y visual.
Otra enseñanza que pueden sacar las mentes tiernas y sin formar es que el cine es un rollo y, desde luego, un arte infinitamente menor a la música, ya que todas las emociones vienen aquí de lo sonoro y los disgustos, de lo narrativo y visual.