Iron Man, Thor, Capitán América, Hulk, Ojo de Halcón, Viuda Negra… los héroes más poderosos de la tierra, por fin juntos contra las fuerzas del mal. Pero en esta función, el mayor superhéroe no es otro que el director Joss Whedon. El responsable de series de éxito como Buffy CazaVampiros y Firefly se pasa definitivamente a Hollywood con la megapelícula del año. Su misión debió de resultar abrumadoramente difícil, pues no en vano esta es la película más esperada de todas las producidas por Marvel. Partes con algo de ventaja, pues los personajes ya están presentados, pero luego esa ventaja se vuelve contra ti, ya que, en poco más de dos horas, tienes que juntarlos y darles a todos su parte justa de protagonismo. Afortunadamente lo consigue. Esto no es Iron Man 3, como muchos temían.

A Los Vengadores no le sobra nada ni le falta nada. Probablemente sea la película de superhéroes más redonda jamás creada, con permiso de Batman, aunque ese juegue en otra liga. Tiene geniales golpes humorísticos, escenas de acción espectaculares e incluso algunos tintes dramáticos. El reparto es grandioso, en el que destaca, como ya nos tiene acostumbrados, un Downey Jr. enorme como Tony Stark/Iron Man. Mark Ruffalo sustituye a Edward Norton como Bruce Banner, y nos muestra un Hulk que hace palidecer a los anteriores. El resto del reparto está muy equilibrado, todos fieles a sus personajes, aunque cabe destacar a Scarlett Johansson como Viuda Negra, por fin con un papel a la altura que se merece. Quizá el menos agraciado sea Jeremy Renner como Hojo de Halcón, el Vengador con menos protagonismo y más desaprovechado (necesita película propia YA). Sin embargo, el protagonismo está excelentemente dividido entre todos, sin tener la sensación de que uno destaque sobre el resto.

El guión no es que vaya a impresionar a nadie, de hecho, es bastante simple. Pero nadie va a echar en falta un guión complicado y profundo, porque no le hace falta. Los Vengadores es una sucesión de momentos a cada cual más divertido y genial, con la sana y sencilla intención de divertir. No es la historia lo que importa, son los personajes, sus relaciones, sus diálogos y, porque no, sus momentos de acción. En los últimos cuarenta minutos, Joss Whedon convierte Nueva York en un solar, pero lo hace con estilo y ritmo, con algunos planos que deberían pasar a la historia del cine. Michael Bay debería tomar buena nota.

(continúo en Spoiler sin develar nada)