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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alabada y multipremiada cinta- oscar a la mejor película de habla no inglesa, entre otros galardones- del hasta hace bien poco ojito derecho- y no quería ser facilón juego de palabras- de crítica (a sueldo) y público, Juan José Campanella- su sorpresiva incursión en la animación digital con “Futbolín” (Metegol, 2013) no encontró el unánime aplauso acostumbrado.
“El secreto de sus ojos” es una hábil amalgama de thriller, noir y melodrama, todo ello salpicado con leves y muy oportunas pinceladas de humor porteño.
Durante tres cuartas partes de su metraje la compleja trabazón- su apariencia sencilla es mérito del sutil montaje paralelo a cargo del propio Campanella- se yergue con elegancia clásica al tiempo que funciona con la sincronía de un reloj suizo. No obstante, en su cuarto final- a mi entender, de todo punto prescindible- la película se adentra en jardines argumentales cuya excesiva complejidad acaba por exigir un sinfín de apresuradas explicaciones “ex machina” que la saquen del atolladero. En ejemplo palmario de que “menos es más” y a la inversa, la que venía resultando una trama por demás estimulante, tensa como una cuerda de guitarra, alcanza un desenlace decididamente inverosímil. Una verdadera lástima.
En cuanto a sus intérpretes, Ricardo Darín y Guillermo Francella están soberbios, comodísimos en el “saco” de funcionario judicial. El borrachín que encarna Francella se nos revela, además, como un robaplanos consumado, cosa digna de admirar siendo Darín, todo carisma en su socarrona mirada azul, a quien despoja del foco. Por su parte, Soledad Villamil, sempiterna partenaire de este último, es una mujer muy hermosa, pero se me hace un tanto fría, como si la cosa no fuera con ella, lo cual podrían explicar, me temo, unas aptitudes interpretativas algo limitadas, e indudablemente alejadas de las de sus compañeros de reparto.
Carorpar
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