Nunca antes me había interesado esta película, y solo alguna que otra en la que aparecía Ben Stiller y que llegué a ver sin mucho interés; significó un antecedente poco halagüeño para poder animarme a ver este filme, que por fin conseguí en una tienda de autoservicio. Pues bien, una vecina cierto día me comentó que seguía de cerca la trayectoria de un actor “parecido” a mí. Se trataba de Owen Willson; y sucede que esta vecina me dio como referencia “La noche en el museo” y curiosamente, la aparición de este rubio actor en el filme es lo más rescatable como el pequeño vaquerito simpático. Enfocándome a “La noche en el museo” que es lo que me ocupa en esta crítica, puedo decirles que me pareció bastante infantiloide pero divertida, dirigida a un público reunido en familia. Un 4 es lo más que le puedo dar a esta disparatada aventura que es del gusto de los enanos.