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Voto de Iñigo Doblaje No Gracias:
4
Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
24 de octubre de 2014
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy injustamente generoso con este 4 que le doy a esta cosa. ¿Por qué? Porque dentro del desastre, hay un buen cineasta. Me hace gracia una cosa. Esta película define al hypster tan bien como en su momento Quadrophenia (mucho más brillante) con los mods.

Los hypster son esa horda barbuda y gafapastil que van en bicicleta, comen y beben en lugares molones pero que no les gusten a muchos y que hablan de películas y libros molones, a ser posible que no le gusten a nadie. Pseudo intelectuales de barrio, normalmente bastante incultos, comedores de mierda siempre que vengan en frascos chulos. Hypters del mundo, mejor ser culto que pretender serlo. Descubrimiento asombroso: la barba y las gafas de pasta no le hacen a uno lector, el café en un sitio chulo, no le hace a uno sibarita, la comida fusión no le hace a uno experto gastronómico, y aquí en el caso que nos ocupa, las películas de Lars von Trier como ésta, sólo le hacen a uno más estúpido de lo que ya es.

¿Por qué apesta a hypster esta primera parte? (La segunda paso de verla. No dispongo de tanto tiempo como para tirarlo al retrete). Argumento: Chica super sexual (feíta claro, que si es guapa de hypster nada) es recogida en la calle por intelectual de clase media-baja de edad madura. Sin saber por qué, caen en una conversación pseudo-intelecto-filosofal ridícula en la que ella, a un puro extraño le cuenta las cosas más íntimas de su vida y el viejo, en vez de escandalizarse, las intenta explicar y relacionar con filosofía, historia y matemáticas del nivel intelectual del Código Da Vinci. ¡No me digan que esto no es Hypsterlandia!

Clama el cielo, la frialdad emocional de la protagonista, y la cara de perplejidad de Stellan Skarsgård, un buen actor, por darle un sentido creíble a las estupideces que tiene que vomitar. Para ser una película cuyo centro son los excesos sexuales de una persona, no hay emoción, no hay erotismo, no hay pasión, no hay locura, no hay nada de nada salvo hypsterismo o histeratismo, como prefieran. Por ahí en medio, aparece una Uma Thurman, que sin maquillaje cuesta reconocerla, haciendo el ridículo tanto por el papel como por la interpretación.

Y encima es tan larga que hay que cortarla en dos aunque no dé ni para hora y media. La segunda parte te la puedes meter donde te queda Lars, que no te la chupas porque no llegas.
Iñigo Doblaje No Gracias
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