El realizador Blake Edwards, cuya producción cinematográfica se orientó principalmente hacia la comedia, nos obsequiaba con una estupenda película, ambientada en círculos bélicos. Contada en "flashback", el film empieza con el almirante Sherman (interpretado por Cary Grant) que se está despidiendo de un submarino que tiene que ser desguazado. Rememorando los buenos momentos pasados en dicho submarino viene a su memoria un hecho que nos lleva al pasado y a contarnos una aventura inolvidable.

Edwards comienza el film en tono solemne, serio, pero poco a poco lleva el film hacia el terreno de lo absurdo. Lo mismo sucede en prácticamente todas las escenas del film, en que partiendo de una situación seria la secuencia deriva hacia lo absurdo o lo cómico: Un ataque sorpresa que pilla a los marineros en paños menores, una cena en cubierta que es interrumpida bruscamente por un ataque, o el hecho circunstancial de tener que alojar a 5 mujeres en el submarino aprovechando al máximo el poco espacio dentro del mismo, y la parte más hilarante del film que es cuando no tienen más remedio que pintar el submarino de rosa.

El director destila maestria aprovechando todas las situaciones a su alcance para girar el tono del film hacia la comedia colocando en situaciones serias o dramáticas, algunas pinceladas absurdas. Además contó con la complicidad de dos buenos actores dotados para la comedia como son Cary Grant y Tony Curtis. Un film que es recordado por el submarino rosa, pero que tiene mucho más que eso.