La primera vez que vi el cartel publicitario de esta película, reconozco que lo primero que pensé fue "eso tiene que ser una bazofia digna de un sábado por la tarde en Antena 3". Y es que el título de La La Land puede ser mortal para los pre juiciosos como yo. No obstante, he de reconocer que pocas veces me he alegrado tanto de equivocarme en una de mis predicciones.

La historia no deja de ser un homenaje a pasados musicales, una trama sencilla y plagada de inocencia que combinada con su música hipnotizante atrapa al espectador desde el primer número musical. La historia de amor entre Mia y Sebastian no puede dejar indiferente a nadie, sus personajes son irremediablemente irresistibles; él con su aire soñador y obsesión por salvar el jazz, y ella con su humor y empeño en convertirse en actriz. Desde el primer tonteo hasta el brillante final pasando por do re mi fa sol, es imposible no ir andando por la calle sin tararear City of Stars y sentir una profunda nostalgia.

No se puede decir que la historia sea elaborada, pero precisamente el verdadero mérito de esta obra de arte es conseguir recordar al mundo que el musical no ha muerto, y que una bonita historia de amor como esta puede derretir hasta el más frío de los espectadores. Como no hacerlo viendo la actuación de Emma Stone que se ha llevado un Oscar merecidísimo